Por fin....

Por fin llegó la Media de León. Después de mucho esperar, de muchos entrenamientos, de sacrificios, llegó el día esperado.

Éste amaneció con una niebla que nos descolocó a todos, pero poco a poco el sol pudo con ella. El día fue espectacular con un sol radiante que invitaba a salir a las calles, unos a correr y otros a ver,  y alguno incluso animaba, qué vamos a hacer así somos los de  León.

Entre los objetivos que me había marcado, estaba el bajar de 1h. 40´, y este lo conseguí, bajé más de un minuto. En entradas anteriores, había comentado lo de mis prioridades en las carreras, la primera era acabar, y lo hice; la segunda, disfrutar, y vaya si lo hice sobre todo hasta el km 16. Correr por León con la gente volcada en las calles es algo que sólo  podemos valorar quienes lo hemos experimentado. En cuanto a la tercera, aquí la cosa …., sufrí ya lo creo que sufrí, más de lo esperado, las piernas no iban y creo que me afecto al ánimo, porque por momentos cundió el desánimo. Desde el 16 a 20 sufrí. En el 20, el olor de la meta creo que pudo más que las dificultades, y me reanimé y llegué bastante bien.

Todo parece color de rosas, pero a pesar de lo que dijo en una ocasión Burón: el primero gana, el segundo pierde y los demás participan. Y yo participé y perdí. Perdí contra mi orgullo. Pero esto es algo que analizaremos en otra ocasión.

Enhorabuena a los organizadores, a los colaboradores, y a todo el que tuvo algo que ver, la carrera fue perfecta. Por poner algún pero, estoy de acuerdo con otros amigos, en la salida se hace un embudo, que frena el paso de los corredores.