Como lo prometido es deuda, aquí empiezo a contar lo vivido estos días, siempre desde mi punto de vista.
El sábado a las 10:00 como habíamos quedado, nos reunimos en el aparcamiento de la Junta para colocar los equipajes en los coches de apoyo que nos acompañarían en el desafío. Como es lógico nos tomamos el cafelito de rigor y nos encaminamos a Santo Domingo, lugar elegido para hacer el acto de entrega del dinero recaudado y comenzar la carrera.
Con puntualidad comenzamos el primer tramo más de una veintena de aficionados, hasta San Marcos para a partir de aquí dejar a los valientes del primer relevo, Sátur, Torralba, Luque, Sacha, Jose, Nacho y Vaquera acompañaron a David en el primer relevo hasta San Miguel del Camino.
En San Miguel Álvaro tomo el relevo acompañado por Torralba, Luque y Vaquera que continuaron hasta San Martín, donde les esperaba quien suscribe.
Desde S. Martín siguiendo el camino pegado a la N 120, poco a poco me iba embriagando de un espíritu que no sabía muy bien a qué se debía. Dicen que este paisaje es aburrido, pero me llenó de emoción cruzar la presa cerrajera, cuantas leyendas de moros han oído sus aguas, y qué decir del Órbigo alma de esta ribera, visto desde el Paso Honroso, como lo vio Don Suero y sus andanzas. Al adelantar a los pocos peregrinos que vi, me di cuenta que no me devolvían el típico saludo “ buen camino”, se limitaban a dar las gracias, lo que me hizo pensar que debíamos ataviarnos con la concha compostelana, elemento que añadimos a partir de Astorga y sirvió de testigo en los sucesivos relevos. El caso es que cuando quise darme cuenta estaba en Puente de Órbigo, donde me esperaban Javi y Michel, equipados con mi misma camiseta, esa tipo abejita colorada. Cruzamos el puente del Paso Honroso, Hospital, y nos dirigimos hacia Villares, para luego acompañando al canal de Villares, ir hacia la N 120, donde nos esperaba César. Con una sensación de haber hecho algo que no sabía explicar. Un poco de aseo, agua, fruta, despedida de los amigos y con L.A. hacia Astorga a esperar a César.
Este relevo, resultó un poco confuso por un mal entendido que nos hizo perder algo de tiempo, pero para eso era, para ver los posibles fallos e intentar corregirlos en la próxima fase. En Santa Catalina cogieron el relevo Rasta y Gonzalo, para pasárselo en Rabanal a Ángel y éste en Manjarín a José Manuel, a quien esperaba en Riego de Ambrós Juan Carlos que lo llevaría hasta Ponferrada, donde terminaba la primera jornada de este desafío
Me gustaría destacar la camaradería y el ambiente excepcional entre todos, a pesar de no conocernos hasta entonces. CONTINUARÁ
Salud
Nos vemos corriendo
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